Queridos hermanos y hermanas:
Se aproxima el mes de mayo, en el que el pueblo de Dios manifiesta con particular intensidad su amor y devoción a la Virgen María. En este mes, es tradición rezar el Rosario en casa, con la familia. Las restricciones de la pandemia nos han “obligado” a valorizar esta dimensión doméstica, también desde un punto de vista espiritual.
Por eso, he pensado proponerles a todos que redescubramos la belleza de rezar el Rosario en casa durante el mes de mayo. Ustedes pueden elegir, según la situación, rezarlo juntos o de manera personal, apreciando lo bueno de ambas posibilidades. Pero, en cualquier caso, hay un secreto para hacerlo: la sencillez; y es fácil encontrar, incluso en internet, buenos esquemas de oración para seguir.
Además, les ofrezco dos textos de oraciones a la Virgen que pueden recitar al final del Rosario, y que yo mismo diré durante el mes de mayo, unido espiritualmente a ustedes. Los adjunto a esta carta para que estén a disposición de todos.
Queridos hermanos y hermanas: Contemplar juntos el rostro de Cristo con el corazón de María, nuestra Madre, nos unirá todavía más como familia espiritual y nos ayudará a superar esta prueba. Rezaré por ustedes, especialmente por los que más sufren, y ustedes, por favor, recen por mí. Les agradezco y los bendigo de corazón.
Oración 1
Oh María,
tú resplandeces siempre en nuestro camino
como un signo de salvación y esperanza.
A ti nos encomendamos,
Salud de los enfermos,
que al pie de la cruz
fuiste asociada al dolor de Jesús,
manteniendo firme tu fe.
Tú, Salvación del pueblo romano,
sabes lo que necesitamos
y estamos seguros de que lo concederás
para que, como en Caná de Galilea,
vuelvan la alegría y la fiesta
después de esta prueba.
Ayúdanos, Madre del Divino Amor,
a conformarnos a la voluntad del Padre
y hacer lo que Jesús nos dirá,
Él que tomó nuestro sufrimiento
sobre sí mismo
y se cargó de nuestros dolores
para guiarnos a través de la cruz,
a la alegría de la resurrección.
Amén.
Bajo tu amparo nos acogemos,
Santa Madre de Dios,
no desprecies nuestras súplicas
en las necesidades,
antes bien líbranos de todo peligro,
oh Virgen gloriosa y bendita.
Oración 2
«Bajo tu amparo nos acogemos,
Santa Madre de Dios».
En la dramática situación actual,
llena de sufrimientos y angustias
que oprimen
al mundo entero, acudimos a ti,
Madre de Dios y Madre nuestra,
y buscamos
refugio bajo tu protección.
Oh Virgen María, vuelve a nosotros
tus ojos misericordiosos en esta
pandemia de
coronavirus,
y consuela a los que se encuentran confundidos
y lloran por la
pérdida de sus seres queridos, a veces sepultados de un modo que hiere el alma.
Sostiene a aquellos que están angustiados porque,
para evitar el contagio, no
pueden estar cerca
de las personas enfermas.
Infunde confianza a quienes viven
en el temor
de un futuro incierto y de las consecuencias
en la economía y en el
trabajo.
Madre de Dios y Madre nuestra,
implora al Padre de misericordia
que esta dura
prueba termine
y que volvamos a encontrar
un horizonte de esperanza y de paz.
Como en Caná, intercede ante tu Divino Hijo,
pidiéndole que consuele
a las
familias de los enfermos
y de las víctimas,
y que abra sus corazones a la esperanza.
Protege a los médicos, a los enfermeros,
al personal sanitario, a los
voluntarios
que en este periodo de emergencia
combaten en primera línea
y
arriesgan sus vidas
para salvar otras vidas.
Acompaña su heroico esfuerzo
y
concédeles fuerza, bondad y salud.
Permanece junto a quienes asisten,
noche y día, a los enfermos,
y a los
sacerdotes que, con solicitud pastoral
y compromiso evangélico,
tratan de
ayudar y sostener a todos.
Virgen Santa, ilumina las mentes
de los hombres y mujeres de ciencia,
para que
encuentren las soluciones adecuadas
y se venza este virus.
Asiste a los líderes de las naciones,
para que actúen con sabiduría,
diligencia
y generosidad,
socorriendo a los que carecen
de lo necesario para vivir,
planificando soluciones sociales y
económicas de largo alcance
y con un
espíritu de solidaridad.
Santa María, toca las conciencias
para que las grandes sumas de dinero
utilizadas en la incrementación
y en el perfeccionamiento de armamentos
sean
destinadas a promover
estudios adecuados para la prevención
de futuras
catástrofes similares.
Madre amantísima, acrecienta en el mundo
el sentido de pertenencia a una única
y gran familia,
tomando conciencia del vínculo que nos une a todos,
para que,
con un espíritu fraterno y solidario,
salgamos en ayuda de las numerosas
formas
de pobreza y situaciones de miseria.
Anima la firmeza en la fe,
la
perseverancia en el servicio
y la constancia en la oración.
Oh María, Consuelo de los afligidos,
abraza a todos tus hijos atribulados,
haz
que Dios nos libere
con su mano poderosa de esta terrible epidemia
y que la
vida pueda reanudar su curso normal
con serenidad.
Nos encomendamos a Ti,
que brillas en nuestro camino
como signo de salvación y
de esperanza.
¡Oh clementísima, oh piadosa,
oh dulce Virgen María!
Amén.