VIERNES 2 DE NOVIEMBRE

“JESÚS EN TI CONFÍO" 


"Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados, 
que yo os aliviaré".

Así habla el Corazón de Dios. Él quiere ser tu fuerza, tu consuelo, tu sentido.


ADORACIÓN EUCARÍSTICA Y DEVOCIÓN AL SAGRADO CORAZÓN

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A finales del siglo XVII, la devoción al Sagrado Corazón, promovida por Santa Margarita María Alacoque (1690), y San Eudes desarrolló mucho el culto a la Eucaristía con la comunión de los nueve primeros viernes precedida de la “Hora Santa”, que consistía en una hora de adoración ante Jesucristo Eucaristía.
Santa Margarita María Alacoque escuchó aquella frase del Corazón de Jesús: “Al menos tú, ámame”, que es un llamado a no dejar solo a Jesucristo, presente en la Sagrada Hostia y a corresponder a su amor con nuestra vida cotidiana.


LA MISIÓN ENCOMENDADA A SANTA MARGARITA DE ALACOQUE




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ADORACIÓN Y DIVINA MISERICORDIA

LA MISIÓN ENCOMENDADA A SANTA FAUSTINA KOVALVSKA
Su misión, profundamente enraizada en la adoración, alienta la renovación religiosa de los fieles en el espíritu evangélico del abandono de niño en Dios (confianza) y en el amor activo al prójimo (misericordia)
CONFIANZA: define nuestra actitud ante Dios, no sólo la virtud de la esperanza, sino también la virtud de la fe viva, la humildad, la perseverancia y el arrepentimiento de las culpas. Es simplemente, la actitud del niño que en cada momento confía ilimitadamente en el amor misericordioso y la omnipotencia del Padre celestial.
“Las almas que confían sin límites son mi gran consuelo y sobre ellas derramo todos los tesoros de mis gracias”
“El alma que confía en mi misericordia es la más feliz, porque yo mismo tengo cuidado de ella…“Los pecadores obtendrán la justificación y los justos serán fortificados en el bien. Al que haya depositado su confianza en mi misericordia en la hora de la muerte le colmaré el alma con mi paz divina”.
MISERICORDIA: define nuestra actitud ante cada persona.
“Exijo de ti obras de misericordia que deben surgir del amor hacia mi. Debes mostrar misericordia siempre y en todas partes. No puedes dejar de hacerlo ni excusarte, ni justificarte. Te doy tres formas de ejercer misericordia: la primera es la acción, la segunda la palabra y la tercera la oración.”