VIERNES 7 DE MAYO

Aportes y materiales sugeridos para iluminar la Adoración Eucarística personal o grupal 

"CERRAR LOS OJOS ANTE EL PRÓJIMO NOS CONVIERTE TAMBIÉN EN CIEGOS ANTE DIOS"                                                                                                                                                       Benedicto XVI                                                                                                                                                                                   
HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO
SOLEMNIDAD DE CORPUS CHRISTI
...hay una expresión de Jesús que me sorprende siempre: “Denles ustedes de comer” (Lc 9,13). Partiendo de esta frase, me dejo guiar por tres palabras: seguimiento, comunión, compartir....Ante todo: ¿quiénes son aquellos a los que dar de comer? La respuesta la encontramos al inicio del pasaje evangélico: es la muchedumbre, la multitud. Jesús está en medio a la gente, la recibe, le habla, la sana, le muestra la misericordia de Dios; en medio a ella elige a los Doce Apóstoles para permanecer con Él y sumergirse como Él en las situaciones concretas del mundo. Y la gente lo sigue, lo escucha, porque Jesús habla y actúa de una manera nueva, con la autoridad de quien es auténtico y coherente, de quien habla y actúa con verdad, de quien dona la esperanza que viene de Dios, de quien es revelación del Rostro de un Dios que es amor. Y la gente, con gozo, bendice al Señor....Frente a la necesidad de la multitud, ésta es la solución de los apóstoles: que cada uno piense en sí mismo: ¡despedir a la gente! ¡Cuántas veces nosotros cristianos tenemos esta tentación! No nos hacemos cargo de la necesidad de los otros, despidiéndolos con un piadoso: “¡Que Dios te ayude!”. Pero la solución de Jesús va hacia otra dirección, una dirección que sorprende a los discípulos: “denles ustedes de comer”. Pero ¿cómo es posible que seamos nosotros los que demos de comer a una multitud? “No tenemos más que cinco panes y dos pescados; a no ser que vayamos nosotros mismos a comprar víveres para toda esta gente”....Y son justamente los discípulos desorientados ante la incapacidad de sus posibilidades, ante la pobreza de lo que pueden ofrecer, los que hacen sentar a la muchedumbre y distribuyen - confiándose en la palabra de Jesús - los panes y los peces que sacian el hambre de la multitud. Y esto nos indica que en la Iglesia pero también en la sociedad existe una palabra clave a la que no tenemos que tener miedo: “solidaridad”, o sea saber `poner a disposición de Dios aquello que tenemos, nuestras humildes capacidades, porque solo en el compartir, en el donarse, nuestra vida será fecunda, dará frutos. Solidaridad: ¡una palabra mal vista por el espíritu mundano!...Esta tarde entonces preguntémonos, adorando a Cristo presente realmente en la Eucaristía: ¿me dejo transformar por Él? ¿Dejo que el Señor que se dona a mí, me guíe para salir cada vez más de mi pequeño espacio y no tener miedo de donar, de compartir, de amarlo a Él y a los demás?

INUNDACIONES ABRIL 2016


COMPROMISO SOLIDARIO





."LA ALEGRIA DEL AMOR"
DE LA RECIENTE EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POST SINODAL
 "AMORIS LAETITIA"

316. Mi predecesor Benedicto XVI ha dicho que «cerrar los ojos ante el prójimo nos convierte también en ciegos ante Dios»[370], y que el amor es en el fondo la única luz que «ilumina constantemente a un mundo oscuro»[371]. Sólo «si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud» (1 Jn 4,12). Puesto que «la persona humana tiene una innata y estructural dimensión social»[372], y «la expresión primera y originaria de la dimensión social de la persona es el matrimonio y la familia»[373], la espiritualidad se encarna en la comunión familiar.

194...En la familia, entre hermanos, se aprende la convivencia humana [...]Tal vez no siempre somos conscientes de ello, pero es precisamente la familia la que introduce la fraternidad en el mundo. A partir de esta primera experiencia de hermandad, nutrida por los afectos y por la educación familiar, el estilo de la fraternidad se irradia como una promesa sobre toda la sociedad»[220].





SAN JOSÉ CUSTODIO DE LA EUCARISTÍA

ASOMBRO Y GRATITUD...podríamos fijarnos en esos dos aspectos de la figura de San José que pueden iluminar nuestra propia vida eucarística. José ante el misterio de Dios presente en María se sorprende. La manifestación de Dios siempre sorprende. Conoce que Dios le llama a ser el esposo de María y el custodio de Jesús y acepta el riesgo que siempre supone la fe con un corazón sencillo, abierto, disponible. Su fe se tradujo en fidelidad. Cumple la misión sin ruidos. Habla el lenguaje que mejor conoce: El lenguaje de los hechos. Siempre al lado de Jesús y de María con sentimientos de asombro y de gratitud. A San José le podríamos calificar como “Custodio de la Eucaristía”. Así lo afirma la liturgia: “Confiaste los primeros misterios de la salvación a la fiel custodia de San José”. Él acoge a Jesús presente en el seno de María, él asiste a la adoración de los pastores y de los magos, él le lleva a Egipto y lo trae, él le enseña a rezar, él le busca, él contempla su crecimiento, él acepta con agrado su trabajo en el taller de Nazaret. La Iglesia imita a José cuando suscita en los fieles los sentimientos de asombro y gratitud ante el misterio de la Eucaristía. “Este asombro ha de inundar siempre a la Iglesia, reunida en la celebración eucarística”, decía el Santo Padre Juan Pablo II en su Encíclica (n. 5). "En el pan y vino consagrados se hace presente el Señor mismo. Él en persona. Vivo. Resucitado. Dios y hombre. Nuestro mejor amigo. Nuestro Salvador". Estamos invitados como San José a creer y a adorar. A reconocer y bendecir, a confesar y a postrarnos. Asombrados, estremecidos. Agradecidos y gozosos. Que San José nos ayude a crear actitudes de adoración, de agradecimiento, de estima hacia Cristo presente en la Eucaristía.


ESPERANDO PENTECOSTÉS
Sin embargo, les digo la verdad: les conviene que yo me vaya, porque si no me voy, el Paráclito no vendrá a ustedes. Pero si me voy, se los enviaré... 
Cuando venga el Espíritu de la Verdad, él los introducirá en toda la verdad, porque no hablará por sí mismo, sino que dirá lo que ha oído y les anunciará lo que irá sucediendo. 
El me glorificará, porque recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes.  
Todo lo que es del Padre es mío. Por eso les digo: 
«Recibirá de lo mío y se lo anunciará  a ustedes» Juan 16 7,1


¡Viento y fuego!
Que el Espíritu Santo,
que es un fuego Señor
nos sacuda la vida
hasta la conversión.
Nos arranque de cuajo
este "yo pecador"
perezoso y miedoso,
egoista y señor.
Ven Espíritu Santo, ven
tu pueblo está en oración
María está con nosotros
Ven Espíritu Santo, ven
y anima nuestra intención
queremos hallar el modo
de vivir la comunión.
Que el Espiritu Santo
que es un fuego Señor
nos alumbre por dentro
nos encienda en Su amor

ESPERAMOS PENTECOSTÉS EN ORACIÓN: 
El soplo del Espíritu Santo, en su forma mas sencilla, se hace sentir en la oración. Sólo si la oración, nos dice el Papa, esta difundida por toda la tierra, también estará difundida en la tierra la presencia y acción del Espíritu Santo. Nada, ni nadie puede impedir la oración del corazón del ser humano. Ni la persecución, ni la prohibición, ni las proclamaciones oficiales de carácter antirreligioso o incluso ateo. La oración es siempre la voz del corazón, que clama, que busca, que se comunica con el Señor. El Espíritu Santo es el don, que viene solo con la oración.  La Stma. Virgen estaba en oración cuando el ángel se le apareció y por obra del Espíritu Santo, concibió en su seno virginal al Salvador. Los apóstoles estaban orando junto con María cuando recibieron el Espíritu Santo. Gracias a la oración de la Iglesia, nosotros recibimos el Espíritu Santo en el sacramento del Bautismo y de la Confirmación.   Solo los que oran, se abren a la acción poderosa y santificante del Espíritu Santo. Y en este año, nos dice el Papa en la carta TMA: profundizaremos en la Persona del Espíritu Santo, su presencia, su poder y su acción santificadora en todos los tiempo.

http://vivirdelaeucaristia.blogspot.com.uy
/2015/05/vigilia
-de-pentecostes-jesu-tu.html


APRENDIZAJE Y EVOLUCIÓN DE LA ORACIÓN   

Cualquier actividad humana requiere un período de aprendizaje. No se nace sabiendo hablar a pesar de que la intercomunicación entre los seres humanos forma parte de la vida. Tampoco se nace sabiendo orar a pesar de que la tendencia más profunda de nuestro ser sea la comunicación con Dios. Y como todo aprendizaje, también el aprendizaje de la oración es trabajoso, a veces, sobre todo al comienzo, es árido y monótono. Sería faltar a la verdad decir que el camino de la oración es siempre agradable. Cuesta dedicar algún rato cotidiano para estar a solas con Dios. Da la impresión de que se pierde tiempo y que sería mejor ocupar esos momentos a otra actividad. Pero la manera de proceder de Cristo y sus palabras nos alientan a continuar en el camino de la oración. Recién después de cierto tiempo – que pueden ser años – la oración se convierte en algo gustoso y agradable. Es algo tan placentero como ir a estar un rato junto a un amigo. Al comienzo, cuando empezamos a tratar con Dios, hablamos nosotros más de lo debido…Pero así son todos los comienzos, los primeros pasos de cualquier actividad humana. Se comenten errores, no por mala voluntad, sino por inexperiencia. Solamente al cabo de cierto lapso, nos damos cuenta de que debemos atender más a Dios presente en nuestro corazón, que a nuestras propias palabras. Y así, poco a poco, nuestra oración se va simplificando. Nos vamos compenetrando de la presencia de Dios, dentro de nosotros y en todo los que nos rodea, puesto que en él vivimos, nos movemos y existimos.



MOMENTOS VIVIDOS DURANTE LA ADORACIÓN EUCARÍSTICA 
VIERNES 1º DE ABRIL DEL 2016