VIERNES 3 DE JUNIO


Aportes y materiales sugeridos para iluminar la Adoración Eucarística personal o grupal 






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El jueves (o domingo) siguiente al domingo de la Santísima Trinidad, la Iglesia celebra la solemnidad del SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO. El Corpus Christi nos invita a manifestar nuestra fe y devoción a este sacramento que es "el sacramento de piedad, signo de unidad, vínculo de caridad, banquete pascual en el cual se come a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la gloria venidera"


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APRENDIZAJE Y EVOLUCIÓN DE LA ORACIÓN  (segunda entrega)
Hay diversas formas de dirigirse a Dios. Se pueden resumir en tres: 
1) oración vocal 
2) oración con lectura o meditación y 
3) oración de presencia.

1) Oración vocal: es la repetición de oraciones preparadas como por ejemplo, el Padrenuestro, el Avemaría, los salmos, etcétera. Pero no es una repetición estilo casete que uno coloca, aprieta el botón, y comienza a marchar. No; ¡eso no es oración! La repetición de fórmulas de oración tiene que ser de corazón, con toda nuestra mente puesta en lo que decimos, conscientes de que estamos hablando con Dios. Las oraciones vocales, como el Padre nuestro, son como un auto que nos prestan para ir a visitar a un amigo. No basta subirnos al auto; es preciso ponerlo en marcha y manejarlo, para que nos lleve hasta la casa de nuestro amigo. Así sucede con las oraciones redactadas por otros: nos llevan hasta Dios en la medida en que nosotros las tomemos como algo nuestro y atentamente las orientemos hacia la casa de nuestro Amigo.  

2) Oración con lectura o meditación: es la que se hace tomando la Biblia entre las manos o un libro espiritual. La lectura nos sirve para fijar nuestra atención en las realidades de la fe, y las pausas (breves interrupciones), en medio de la lectura, pueden ser el momento apropiado para atender a Dios y hablar con él presente en nuestro interior.  Los libros más adecuados para esta forma de oración son los evangelios. Las palabras y los hechos de Jesús son el “pan” de cada día. Y aún después de cerrar los evangelios, el recuerdo de lo leído será una forma de prolongar la oración durante todo el resto de la jornada.  

3) Oración de presencia: es estar atentos a Dios presente constantemente en nuestra vida.   Es dirigirle nuestra atención en medio de las actividades cotidianas. Ya sea que comamos, ya sea que estemos trabajando, caminando o descansando, tratamos de dirigir la mirada hacia él, continuamente junto a nosotros. Sabiendo que Cristo vive en nosotros, podemos, en medio de los trabajos, dirigirle breves palabras, como por ejemplo “Señor mío y Dios mío” o “Jesús, ten piedad de nosotros” o algún comentario relativo a lo que tenemos entre manos. Si estamos alegres, podemos hablarle sobre la alegría de su resurrección. Y si estamos fatigados sería bueno hacerle una referencia a sus dolores y trabajos. El camino de la oración no tiene límites, siempre hay un más.
                                        
de Orar como Jesús. Juan Pedro André. Ediciones  Paulinas


MOMENTOS VIVIDOS DURANTE LA ADORACIÓN EUCARÍSTICA 
VIERNES 1º DE ABRIL DEL 2016