SUBSIDIOS SÁBADO SANTO 2020


SÁBADO SANTO


Cristo muerto en manos de su madre

Oración de la mañana
(laudes)

INVOCACIÓN INICIAL

Dios mío, ven en mi auxilio.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre…

HIMNO

En lugar de este himno puede entonarse
un canto adecuado.

No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.

SALMODIA

Al comienzo y al final de cada salmo
todos rezan juntos la antífona.

Introducción al salmo:

La imagen de una batalla narra el proceso
de peligro y liberación. Pidamos a Dios
experimentar su protección incluso frente
al silencio del sepulcro.

Antífona 1: Harán llanto como llanto por el hijo único, porque siendo inocente fue muerto el Señor.

Salmo 63
Escucha, ¡oh Dios!, la voz de mi lamento,
protege mi vida del terrible enemigo;
escóndeme de la conjura de los perversos
y del motín de los malhechores:

afilan sus lenguas como espadas
y disparan como flechas palabras
venenosas, para herir a escondidas al inocente, para herirlo por sorpresa y sin riesgo.

Se animan al delito,
calculan cómo esconder trampas,
y dicen: «¿Quién lo descubrirá?»
Inventan maldades y ocultan sus
invenciones,porque su mente y su corazón no tienen fondo.

Pero Dios los acribilla a flechazos,
por sorpresa los cubre de heridas;
su misma lengua los lleva a la ruina,
y los que lo ven menean la cabeza.

Todo el mundo se atemoriza,
proclama la obra de Dios
y medita sus acciones.

El justo se alegra con el Señor,
se refugia en él,
y se felicitan los rectos de corazón.

Gloria al Padre…

Antífona 1: Harán llanto como llanto por el hijo único, porque siendo inocente fue muerto el Señor.

Introducción al salmo:

Este cántico es la oración de un enfermo
que se siente llegado ya a las puertas de la
muerte. Que la resurrección del Señor sea
para nosotros vida plena.

Antífona 2: Líbrame, Señor, de las puertas
del abismo.

Is 38, 10-14. 17-20
Yo pensé: «En medio de mis días
tengo que marchar hacia las puertas del
abismo; me privan del resto de mis años.»
Yo pensé: «Ya no veré más al Señor
en la tierra de los vivos,
ya no miraré a los hombres
entre los habitantes del mundo.

Levantan y enrollan mi vida
como un tienda de pastores.
Como un tejedor devanaba yo mi vida,
y me cortan la trama.»

Día y noche me estás acabando,
sollozo hasta el amanecer.
Me quiebras los huesos como un león,
día y noche me estás acabando.

Estoy piando como una golondrina,
gimo como una paloma.
Mis ojos mirando al cielo se consumen:
¡Señor, que me oprimen, sal fiador por mí!

Me has curado, me has hecho revivir,
la amargura se me volvió paz
cuando detuviste mi alma ante la tumba
vacía y volviste la espalda a todos mis pecados.

El abismo no te da gracias,
ni la muerte te alaba,
ni esperan en tu fidelidad
los que bajan a la fosa.

Los vivos, los vivos son quienes te alaban:
como yo ahora.
El padre enseña a sus hijos tu fidelidad.

Sálvame, Señor, y tocaremos nuestras
arpas todos nuestros días en la casa del Señor.
Gloria al Padre…

Antífona 2: Líbrame, Señor, de las puertas del abismo.

Introducción al salmo:

Alabar al Señor es particularmente
apropiado en la mañana, incluso en el
silencio de este día en que esperamos
expectantes la resurrección de Cristo.

Antífona 3: Estaba muerto, pero ahora
vivo por los siglos de los siglos, y tengo
las llaves de la muerte y del hades.

Salmo 150
Alabad al Señor en su templo,
alabadlo en su fuerte firmamento.

Alabadlo por sus obras magníficas,
alabadlo por su inmensa grandeza.

Alabadlo tocando trompetas,
alabadlo con arpas y cítaras,

Alabadlo con tambores y danzas,
alabadlo con trompas y flautas,

alabadlo con platillos sonoros,
alabadlo con platillos vibrantes.

Todo ser que alienta, alabe al Señor.

Gloria al Padre…

Antífona 3: Estaba muerto, pero ahora
vivo por los siglos de los siglos, y tengo
las llaves de la muerte y del hades.

LECTURA BREVE      Os 6,1-3a

Esto dice el Señor: «En su aflicción me
buscarán, diciendo: "Volvamos al Señor.
Él, que nos despedazó, nos sanará; él, que
nos hirió, nos vendará. En dos días nos
sanará, y al tercero nos levantará, y
viviremos en su presencia."»

Todos responden:

Cristo, por nosotros, se sometió incluso a la muerte, y una muerte de cruz; por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre».

CÁNTICO EVANGÉLICO

Antífona: Salvador del mundo, sálvanos; tú que con tu cruz y con tu sangre nos redimiste, socórrenos, Dios nuestro.

Cántico de Zacarías Lc 1, 68-79

EL MESÍAS Y SU PRECURSOR

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su
pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros
enemigos y de la mano de todos los que nos odian; ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del
Altísimo, porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro
Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.

Antífona: Salvador del mundo, sálvanos; tú que con tu cruz y con tu sangre nos redimiste, socórrenos, Dios nuestro.

PRECES

Adoremos a nuestro Redentor, que por
nosotros y por todos los hombres quiso
morir y ser sepultado, para resucitar de
entre los muertos, y supliquémosle,
diciendo: R. Señor, ten piedad de
nosotros.
  • Oh Señor, que junto a tu cruz y a tu sepulcro tuviste a tu Madre dolorosa que participó en tu aflicción, haz que tu pueblo sepa también participar en tu pasión. R.
  • Señor Jesús, que como grano de trigo caíste en la tierra para morir y dar con ello fruto abundante, haz que también nosotros sepamos morir al pecado y vivir para Dios. R.
  • Oh Pastor de la Iglesia, que quisiste ocultarte en el sepulcro para dar la vida a los hombres, haz que nosotros sepamos también vivir escondidos contigo en Dios. R.
  • Nuevo Adán, que quisiste bajar al reino de la muerte, para librar a cuantos, desde el origen del mundo, estaban encarcelados, haz que todos los hombres, muertos al pecado, escuchen tu voz y vivan. R.
  • Cristo, Hijo de Dios vivo, que has querido que por el bautismo fuéramos sepultados contigo en la muerte, haz que siguiéndote a ti caminemos también nosotros en novedad de vida. R.
Se pueden añadir algunas intenciones
libres.

Movidos por el espíritu filial que Cristo
nos mereció con su muerte, digamos al
Padre: Padre nuestro…

ORACIÓN Y CONCLUSIÓN

Dios todopoderoso, cuyo Unigénito 


descendió al lugar de los muertos y

salió victorioso del sepulcro, te pedimos

que concedas a todos tus fieles,

sepultados con Cristo por el bautismo,

resucitar también con él a la vida eterna.

Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Terminan todos haciéndose la señal de la
cruz:

Que el Señor nos bendiga, nos guarde
de todo mal
y nos lleve a la vida eterna. Amén.

Oración junto al sepulcro del Señor

Puede rezarse, de manera especial, junto
a una imagen de Jesús crucificado o
muerto y una imagen de la Virgen María.
Conviene que sea un momento austero,
sin flores ni velas.

En el nombre del Padre, del Hijo, y
del Espíritu Santo. Amén.

INTRODUCCIÓN

Durante el Sábado santo la Iglesia
permanece junto al sepulcro del Señor,
meditando su pasión y muerte, su
descenso a los infiernos y esperando en la
oración y el ayuno su resurrección.

LECTURA BÍBLICA
Mc 15, 42-47
Del Evangelio según san Marcos.

Era día de Preparación, es decir, víspera
de sábado. Por eso, al atardecer, José de
Arimatea -miembro notable del Sanedrín,
que también esperaba el Reino de Diostuvo 


la audacia de presentarse ante Pilato

para pedirle el cuerpo de Jesús. Pilato se

asombró de que ya hubiera muerto; hizo

llamar al centurión y le preguntó si hacía

mucho que había muerto. Informado por

el centurión, entregó el cadáver a José.
Este compró una sábana, bajó el cuerpo
de Jesús, lo envolvió en ella y lo depositó
en un sepulcro cavado en la roca.
Después, hizo rodar una piedra a la
entrada del sepulcro. María Magdalena y
María, la madre de José, miraban dónde
lo habían puesto.

Palabra de Dios.

LECTURA PATRÍSTICA

Introducción al salmo:

Este texto nos ayuda a comprender la
profundidad del misterio que acontece en
este día Santo, el Señor desciende al lugar
de los muertos para rescatar a toda la
humanidad. Simbólicamente, resucitado
asciende con Adán, que representa toda la
humanidad.

De una homilía antigua sobre el grande y
santo Sábado (PG 43, 439. 451. 462-463)

Descenso del Señor a los infiernos

"¿Qué es lo que hoy sucede? Un gran
silencio envuelve la tierra; un gran
silencio porque el Rey duerme. «La tierra
temió sobrecogida» porque Dios se
durmió en la carne y ha despertado a los
que dormían desde antiguo. Dios en la
carne ha muerto y el Abismo ha
despertado.

Va a buscar a nuestro primer padre como
si fuera la oveja perdida. Quiere
absolutamente visitar «a los que viven en
tinieblas y en sombra de muerte». El, que
es al mismo tiempo Hijo de Dios, hijo de
Eva, va a librar de su prisión y de sus
dolores a Adán y a Eva.

[…] Y tomando a Adán por la mano dice:
«Despierta tú que duermes, levántate de
entre los muertos y Cristo será tu luz».

[…] A ti te mando: «despierta tú que
duermes», pues no te creé para que
permanezcas cautivo en el Abismo;
«levántate de entre los muertos», pues yo
soy la vida de los muertos. Levántate,
obra de mis manos; levántate, imagen
mía, creado a mi semejanza. Levántate,
salgamos de aquí porque tú en mí, y yo
en ti, formamos una sola e indivisible
persona..."

Se puede dejar un tiempo de silencio para
la meditación personal. En caso de rezar
con otros se puede compartir alguna
resonancia de los textos.

LETANÍAS A LA SANTÍSIMA VIRGEN
MARÍA

María es la madre de la paciente espera.
Aunque está dolida por la muerte de su
hijo mantuvo viva la llama de la fe.
María, mujer de fe profunda no fue al
sepulcro porque había acogido la palabra
d e D i o s e n s u c o r a z ó n . E s p e r a
plenamente la resurrección de su hijo.
Dirijámonos a ella para que siga
intercediendo por nosotros y por todos
los que sufren, especialmente en medio
de la actual pandemia.

Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad.
Santa María, R. Ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios,
Madre del Salvador,
Madre fiel,
Madre y Reina de misericordia,
Madre delos vivientes,
Mujer creyente,
Mujer del pueblo,
Mujer que ha creído contra toda
esperanza,
Mujer abierta a los dolores de
Mujer fuerte al pie de la Cruz,
Mujer solícita y caritativa,
Virgen llena del Espíritu Santo,
Virgen abierta a la Palabra de Dios,
Virgen comprensiva,
Nueva Eva,
Primicia de la Pascua,
Primera discípula de Cristo,
Primera cristiana,
Hermana nuestra,
Peregrina en el camino de la fe,
Maestra de las virtudes cristianas,
Motivo de nuestra esperanza,
Modelo de todos los creyentes,
Maestra de los que alaban a Dios,
Sierva del Señor,
Elegida entre los pobres,
Esperanza de los pobres,
Fuerza de los débiles,
Causa de nuestra alegría
Imagen y madre de la Iglesia

Ruega por nosotros, Santa Madre de
Dios. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.

ORACIÓN CONCLUSIVA
S eñor todopoderoso, cuyo Unigénito 


descendió al lugar de los muertos y

salió victorioso del sepulcro: te pedimos,

por intercesión de Santa María, Madre de

esperanza y consuelo, que concedas a

todos tus fieles, sepultados con Cristo por

el bautismo, resucitar también con él a la
vida eterna. Que vive y reina por los
siglos de los siglos. Amén.

Terminan todos haciéndose la señal de la
cruz:
En el nombre del Padre, del Hijo, y
del Espíritu Santo. Amén.

Oración por nuestros seres queridos
difuntos

En el nombre del Padre, del Hijo, y
del Espíritu Santo. Amén.

INTRODUCCIÓN

Durante el Sábado Santo contemplamos
el sepulcro, en silencio, pidiendo a Dios el
don de la esperanza, para descubrir que
después del dolor y de la muerte vendrá
la resurrección y la vida feliz para
siempre. Es así que al contemplar a Jesús
muerto pensamos también en nuestros
seres queridos que ya han partido y nos
unimos en la oración por ellos.

LECTURA

Del Evangelio según san Mateo.
Mt 27, 57-66

Al atardecer, llegó un hombre rico de
Arimatea, llamado José, que también se
había hecho discípulo de Jesús, y fue a
ver a Pilato para pedirle el cuerpo de
Jesús. Pilato ordenó que se lo entregaran.
Entonces José tomó el cuerpo, lo envolvió
en una sábana limpia y lo depositó en un
sepulcro nuevo que se había hecho cavar
en la roca. Después hizo rodar una gran
piedra a la entrada del sepulcro, y se fue.
María Magdalena y la otra María estaban
sentadas frente al sepulcro.

A la mañana siguiente, es decir, después
del día de la Preparación, los sumos
sacerdotes y los fariseos se reunieron y se
presentaron ante Pilato, diciéndole:
"Señor, nosotros nos hemos acordado de
que ese impostor, cuando aún vivía, dijo:
'A los tres días resucitaré'. Ordena que el
sepulcro sea custodiado hasta el tercer
día, no sea que sus discípulos roben el
cuerpo y luego digan al pueblo: '¡Ha
resucitado!'. Este último engaño sería
peor que el primero". Pilato les respondió:
"Ahí tienen la guardia, vayan y aseguren
la vigilancia como lo crean conveniente".
Ellos fueron y aseguraron la vigilancia del
sepulcro, sellando la piedra y dejando allí
la guardia.

Palabra de Dios.

GESTO

Junto a una vela encendida se coloca un
lápiz y un papel en el que, en este
momento, los presentes escribirán los
nombres de sus seres queridos difuntos.
Terminado este gesto se reza la oración
por ellos.

INVITACIÓN A LA ORACIÓN

Con la certeza que nos da la fe y con la
esperanza de la Vida eterna, encomende-
mos a la infinita misericordia de Dios a
nuestros hermanos que se ha dormido en
la paz de Cristo. Acompañemos con
nuestras oraciones a quienes, por medio
del Bautismo, recibieron la adopción de
los hijos de Dios y se alimentaron en la
mesa del Señor, para que ahora merezcan
la herencia eterna prometida a los santos
y participen en el banquete celestial.

ORACIÓN

D ios nuestro, que pusiste un término 


a la vida presente y abriste una puerta

a la eternidad, te pedimos humildemente

que, por la gracia de tu misericordia,

escribas el nombre de nuestros seres

queridos en el libro de la vida. Por

Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

INVOCACIÓN A LA SANTÍSIMA
VIRGEN MARÍA

A Santa María Virgen, madre de Dios y
madre nuestra, la invocamos. Ella está
con nosotros ahora y en la hora de
nuestra muerte. Dios te salve, María…

CONCLUSIÓN

Concédeles, Señor, el descanso eterno.
Y brille para ellos la luz que no tiene fin.

Que descanse en paz.
Amén

En el nombre del Padre, del Hijo, y
del Espíritu Santo. Amén.