MARÍA JOSÉ ARNABAL

”La fe nos lleva a Jesús; el amor lo encuentra y le adora” Esta oración que leí hace un buen tiempo en un texto sobre Epifanía y Eucaristía, me ha ido acompañando en mi camino de Adoración Eucarística.

La visita de los reyes magos al niño Jesús: guiados por una estrella llegaron a Belén y se postraron para adorarle. Reconocieron en ese bebé nacido en un establo lo que estaban buscando, al Dios que por amor a nosotros se hace pobre, débil, sufriente, se hace cercano.

A Dios lo adoramos de muchas formas. Cuando limpiamos nuestra capilla yo sentí que lo estábamos adorando, estábamos acondicionándole   un lugar físico para rendirle culto. Pero también lo adoramos cuando estamos atentos a las necesidades de quienes se nos cruzan en el camino, escuchando, dando consuelo, cariño o simplemente estando con el otro.

Pero esta forma de adoración para mí era totalmente nueva, yo sabía que ahí estaba  Cristo, es más, en alguna oportunidad sentí que era mi estrella y necesitaba verla en directo como si fuera mi cantante o actor favorito.

Comencé ofreciendo una hora en el día para mi adoración.

Visitamos a las Hermanas de la Congregación Familia Myriam Belén para que nos ayudaran a ver diferentes formas de Adoración Eucarística. Queríamos que otras personas se sumaran  a este culto. ¿Cómo hacer para transmitirlo?

Con otras integrantes de la comunidad parroquial (Sylvia, Blanquita y Nilda) resolvimos reunirnos previo  al día de Adoración y preparar unos textos para ir guiando nuestra hora de Adoración. Leíamos la Biblia, especialmente los salmos y Evangelios, cantábamos, reflexionábamos. Esas reuniones nos resultaron muy ricas, sentíamos que íbamos a nuestra hora de Adoración realmente motivadas, dispuestas a escuchar lo que el Señor quería decirnos a cada una de nosotras.

Siento que la Adoración Eucarística  es otra forma de adorar a Dios, diría   más consciente de mi parte, mas dispuesta a escucharlo. Muchas veces hablamos y hablamos (nos mareamos solos)  y no le damos lugar para escucharlo. Por eso para mí es tan importante los momentos de silencio que se generan  en nuestras horas de Adoración.-

Momentos de silencio que se generan a partir de reflexiones de textos, canciones, preguntas que nos ayudan a ir dejando que Dios nos hable.

Momentos de silencio donde puedo sentir que Dios está ahí, que  está conmigo, me acompaña, me toma de la mano y me va guiando.

Momentos de silencio donde termino diciendo:


Señor en ti confío!