Si tengo que hacer una evaluación de estos cinco años
como integrante del grupo de Adoración. Debo decir que ha sido un tiempo de
maduración espiritual y como ser humano.
Crecí en la oración y en el trato mano
a mano con Jesús Eucaristía. Encontré en su presencia muchas respuestas y
también descubrí errores de mi parte. Es tan grande y fuerte el saberse
amada y protegida por un Dios tan grande y misericordioso. Que te alimenta
espiritual y físicamente en cada Eucaristía. Haciendo extensiva esta dicha en
la Adoración
Desearía que más hermanos pudiesen disfrutar de estos
encuentros y de tener la dicha de ser amados por un Dios que nos acepta
como somos y que está dispuesto a curar nuestras heridas y a compartir nuestras
alegrías.