MÓNICA PÉREZ



Si tengo que hacer una evaluación de estos cinco años como integrante del grupo de Adoración. Debo decir que ha sido un tiempo de maduración espiritual y como ser humano. 

Crecí en la oración y en el trato mano a mano con Jesús Eucaristía. Encontré en su presencia muchas respuestas y también descubrí errores de mi parte. Es tan grande y fuerte el  saberse amada y protegida por un Dios tan grande y misericordioso. Que te alimenta espiritual y físicamente en cada Eucaristía. Haciendo extensiva esta dicha en la Adoración 

Desearía que más hermanos pudiesen disfrutar de estos encuentros y  de tener la dicha de ser amados por un Dios que nos acepta como somos y que está dispuesto a curar nuestras heridas y a compartir nuestras alegrías.