SUBSIDIOS VIERNES SANTO 2020

VIERNES SANTO
Cristo Crucificado

Oración de la mañana  
LAUDES 

INVOCACIÓN INICIAL 

Dios mío, ven en mi auxilio.  Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre…  

HIMNO 

En lugar de este himno puede entonarse un canto adecuado. 

Desde la cruz redentora,  el Señor nos dio el perdón,  y, para darnos su amor,  todo a la vez, sin medida,  abrió en su pecho una herida  y nos dio su corazón.  

Santa cruz de Jesucristo,  abierta como dos brazos: rumbo de Dios y regazo  en la senda del dolor,  brazos tendidos de amor  sosteniendo nuestros pasos. 

Solo al chocar en las piedras  el río canta al Creador;  del mismo modo el dolor,  como piedra de mi río,  saca del corazón mío  el mejor canto de amor. Amén. 

SALMODIA  

Al comienzo y al final de cada salmo todos rezan juntos la antífona.

Introducción al salmo: 

Al contemplar hoy al Señor dando su vida en la cruz, experimentamos su amor redentor y asumimos nuestra fragilidad, la de la Iglesia e incluso la de la humanidad entera. Pedimos a Dios, en este Viernes Santo, la gracia del perdón. 

Antífona 1: Dios no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó a la muerte por todos nosotros.

Salmo 50 
Misericordia, Dios mío, por tu bondad, 
por tu inmensa compasión borra mi culpa; lava del todo mi delito, 
limpia mi pecado. 

Pues yo reconozco mi culpa, 
tengo siempre presente mi pecado: 
contra ti, contra ti sólo pequé, 
cometí la maldad que aborreces. 

En la sentencia tendrás razón, 
en el juicio resultarás inocente. 
Mira, en la culpa nací, 
pecador me concibió mi madre. 

Te gusta un corazón sincero, 
y en mi interior me inculcas sabiduría. Rocíame con el hisopo: quedaré limpio; lávame: quedaré más blanco que la nieve. 

Hazme oír el gozo y la alegría, 
que se alegren los huesos quebrantados. Aparta de mi pecado tu vista, 
borra en mí toda culpa.

Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme; 
no me arrojes lejos de tu rostro, 
no me quites tu santo espíritu. 

Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso: 
enseñaré a los malvados tus caminos, 
los pecadores volverán a ti. 

Líbrame de la sangre, oh Dios, 
Dios, Salvador mío, 
y cantará mi lengua tu justicia. 
Señor, me abrirás los labios, y mi boca proclamará tu alabanza.

Los sacrificios no te satisfacen: 
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías. Mi sacrificio es un espíritu quebrantado; 
un corazón quebrantado y humillado, 
tú no lo desprecias. 

Señor, por tu bondad, favorece a Sión, reconstruye las murallas de Jerusalén: entonces aceptarás los sacrificios rituales, ofrendas y holocaustos, 
sobre tu altar se inmolarán novillos.

Gloria al Padre… 

Antífona 1: Dios no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó a la muerte por todos nosotros. 

Introducción al salmo: 

En este cántico se mezclan el temor y la esperanza de alguien que se siente a las puertas de la muerte, como Jesús en la cruz, pero que, con todo, continúa esperando en la protección de Dios. 

Antífona 2: Jesucristo nos ama y nos ha lavado de nuestros pecados con su sangre. 


Hab 3, 2-4. 13a. 15-19 
Señor, he oído tu fama, 
me ha impresionado tu obra. 
En medio de los años, realízala; 
en medio de los años, manifiéstala; 
en el terremoto, acuérdate de la misericordia. 

El Señor viene de Temán; 
el Santo, del monte Farán: 
su resplandor eclipsa el cielo, 
la tierra se llena de su alabanza; 
su brillo es como el día, 
su mano destella velando su poder. 

Sales a salvar a tu pueblo, 
a salvar a tu ungido; 
pisas el mar con tus caballos, 
revolviendo las aguas del océano.

Lo escuché y temblaron mis entrañas, 
al oírlo se estremecieron mis labios; 
me entró un escalofrío por los huesos, vacilaban mis piernas al andar; 
gimo ante el día de angustia 
que sobreviene al pueblo que nos oprime. 

Aunque la higuera no echa yemas 
y las viñas no tienen fruto, 
aunque el olivo olvida su aceituna 
y los campos no dan cosechas, 
aunque se acaben las ovejas del redil 
y no quedan vacas en el establo, y
o exultaré con el Señor, 
me gloriaré en Dios, mi salvador. 

El Señor soberano es mi fuerza, 
él me da piernas de gacela 
y me hace caminar por las alturas. 

Gloria al Padre… 

Antífona 2: Jesucristo nos ama y nos ha lavado de nuestros pecados con su sangre. 

Introducción al salmo: 

El poder de Dios, que domina toda la creación, nos aporta confianza y alegría.

Antífona 3: Tu cruz adoramos, Señor, y tu santa resurrección alabamos y glorificamos; por el madero ha venido la alegría al mundo entero. 


Salmo 147 
Glorifica al Señor, Jerusalén; 
alaba a tu Dios, Sión: 
que ha reforzado los cerrojos de tus 
puertas, 
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti; 
ha puesto paz en tus fronteras, 
te sacia con flor de harina. 

Él envía su mensaje a la tierra, 
y su palabra corre veloz; 
manda la nieve como lana, 
esparce la escarcha como ceniza; 

hace caer el hielo como migajas 
y con el frío congela las aguas; 
envía una orden, y se derriten; 
sopla su aliento, y corren. 

Anuncia su palabra a Jacob, 
sus decretos y mandatos a Israel; 
con ninguna nación obró así, 
ni les dio a conocer sus mandatos. 

Gloria al Padre… 

Antífona 3: Tu cruz adoramos, Señor, y tu santa resurrección alabamos y glorificamos; por el madero ha venido la alegría al mundo entero. 

LECTURA BREVE  Is 52, 13-15 

Mirad: mi siervo tendrá éxito, será enaltecido y ensalzado sobremanera. Y, así como muchos se horrorizaron de él, pues tan desfigurado estaba que ya ni parecía hombre, no tenía ni aspecto humano, así también muchos pueblos se admirarán de él y, a su vista, los reyes enmudecerán de asombro porque verán algo jamás narrado y contemplarán algo inaudito. 

Todos responden: 

Cristo, por nosotros, se sometió incluso a la muerte, y una muerte de cruz. 

CÁNTICO EVANGÉLICO  

Antífona: Fijaron encima de su cabeza un letrero indicando el motivo de su condenación: «Éste es Jesús, el rey de los judíos.» 

Cántico de Zacarías     Lc 1, 68-79 

EL MESÍAS Y SU PRECURSOR 

Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas. 

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abraham. 

Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos 
por el camino de la paz. 

Gloria al Padre… 

Antífona: Fijaron encima de su cabeza un letrero indicando el motivo de su condenación: «Éste es Jesús, el rey de los judíos.» 

PRECES 

Adoremos a nuestro Redentor, que por nosotros y por todos los hombres quiso morir y ser sepultado para resucitar de entre los muertos, y supliquémosle, diciendo: R. Señor, ten piedad de nosotros. 


  • Señor y Maestro nuestro, que por nosotros te sometiste incluso a la muerte, enséñanos a someternos siempre a la voluntad del Padre. R. 
  • Tú que siendo nuestra vida quisiste morir en la cruz para destruir la muerte y todo su poder, haz que contigo sepamos morir también al pecado y resucitemos contigo a vida nueva. R. 
  • Rey nuestro, que como un gusano fuiste el desprecio del pueblo y la vergüenza de la gente, haz que tu Iglesia no se acobarde ante la humillación, sino que como tú proclame en toda circunstancia el honor del Padre. R.
  • Salvador de todos los hombres, que diste tu vida por los hermanos, enséñanos a amarnos mutuamente con un amor semejante al tuyo. R. 
  • Tú que al ser elevado en la cruz atrajiste hacia ti a todos los hombres, reúne en tu reino a todos los hijos de Dios dispersos por el mundo. R. 
Se pueden añadir algunas intenciones 
libres. 

Porque la muerte de Cristo nos ha hecho agradables a Dios, nos atrevemos a orar al Padre, diciendo: Padre nuestro…

ORACIÓN Y CONCLUSIÓN 

Mira, Señor, con bondad a tu familia santa, por la cual Jesucristo nuestro Señor aceptó el tormento de la cruz, entregándose a sus propios enemigos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. 

Terminan todos haciéndose la señal de la cruz: 

Que el Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal  y nos lleve a la vida eterna. Amén.
  


Oración del Rosario 
para el Viernes Santo 

EL SENTIDO DE LOS MISTERIOS DOLOROSOS. 

El itinerario meditativo se abre con Getsemaní, donde Cristo vive un momento particularmente angustioso frente a la voluntad del Padre, contra la cual la debilidad de la carne se sentiría inclinada a rebelarse. Allí, Cristo se pone en lugar de todas las tentaciones de la humanidad y frente a todos los pecados de los hombres, para decirle al Padre: «no se haga mi voluntad, sino la tuya» (Lc 22, 42 par.). Este «sí» suyo cambia el «no» de los progenitores en el Edén. Y cuánto le costaría esta adhesión a la voluntad del Padre se muestra en los misterios siguientes, en los que, con la flagelación, la coronación de espinas, la subida al Calvario y la muerte en cruz, se ve sumido en la mayor ignominia: Ecce homo!  
En este oprobio no sólo se revela el amor de Dios, sino el sentido mismo del hombre. Ecce homo: quien quiera conocer al hombre, ha de saber descubrir su sentido, su raíz y su cumplimiento en Cristo, Dios que se humilla por amor «hasta la muerte y muerte de cruz» (Flp 2, 8). Los misterios de dolor llevan el creyente a revivir la muerte de Jesús poniéndose al pie de la cruz junto a María, para penetrar con ella en la inmensidad del amor de Dios al hombre y sentir toda su fuerza regeneradora. 
JUAN PABLO II,  
Carta apostólica Rosarium Virginis Mariae, 
n. 22. 

Conviene rezarlo junto a una imagen de la Virgen y si es posible colocar un crucifijo cerca. Se puede comenzar con un canto en honor a la Virgen María. 

En el nombre del Padre, del Hijo, y 
del Espíritu Santo. Amén.


INTRODUCCIÓN 
Oremos al Señor acompañados por la intercesión materna de María, meditando los misterios dolorosos. Al contemplar a nuestro salvador Jesucristo en el camino de su pasión y su muerte en cruz, recordamos todas las cruces que todavía cargan muchos hombres y mujeres de nuestro tiempo. Que la victoria de Cristo sobre la muerte pueda ser fuente de fortaleza y esperanza para un mundo más justo y más fraterno. 

Aquí se pueden proponer intenciones por las cuales rezar este Rosario.

PRIMER MISTERIO: JESÚS EN EL HUERTO DE GETSEMANÍ 
Lc 22,40-44 

Cuando Jesús y sus discípulos llegaron al 
monte de los Olivos, Jesús les dijo: "Oren, para no caer en la tentación". Después se alejó de ellos, más o menos a la distancia de un tiro de piedra, y puesto de rodillas, oraba: "Padre, si quieres, aleja de mí este cáliz. Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya". Entonces se le apareció un ángel del cielo que lo reconfortaba. En medio de la angustia, él oraba más intensamente, y su sudor era como gotas de sangre que corrían hasta el suelo. 

Padre nuestro, 10 Ave María, Gloria al Padre...

S E G U N D O M I S T E R I O : L A FLAGELACIÓN DE NUESTRO SEÑOR 
Mt 27,22-26 
Pilato dijo a la gente: "¿Y qué haré con Jesús, llamado el Mesías?". Todos respondieron: "¡Que sea crucificado!". El insistió: "¿Qué mal ha hecho?". Pero ellos 
gritaban cada vez más fuerte: "¡Que sea crucificado!". Al ver que no se llegaba a nada, sino que aumentaba el tumulto, Pilato hizo traer agua y se lavó las manos delante de la multitud, diciendo: "Yo soy inocente de esta sangre. Es asunto de ustedes". Y todo el pueblo respondió: "Que su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos". Entonces, Pilato puso en libertad a Barrabás; y a Jesús, después de haberlo hecho azotar, lo entregó para que fuera crucificado. 

Padre nuestro, 10 Ave María, Gloria al Padre.... 

TERCER MISTERIO: JESÚS CON LA CORONA DE ESPINAS 
Mt 27,27-31 
Los soldados del gobernador llevaron a Jesús al pretorio y reunieron a toda la guardia alrededor de él. Entonces lo 
desvistieron y le pusieron un manto rojo. Luego tejieron una corona de espinas y la colocaron sobre su cabeza, pusieron una caña en su mano derecha y, doblando la rodilla delante de él, se burlaban, diciendo: "Salud, rey de los judíos". Y escupiéndolo, le quitaron la caña y con ella le golpeaban la cabeza. Después de haberse burlado de él, le quitaron el manto, le pusieron de nuevo sus vestiduras y lo llevaron a crucificar. 

Padre nuestro, 10 Ave María, Gloria al Padre.... 

CUARTO MISTERIO: JESÚS CARGANDO LA CRUZ CAMINO DEL CALVARIO 
Lc 23,26-28.32-33 

Cuando llevaban a Jesús camino del Calvario, detuvieron a un tal Simón de Cirene, que volvía del campo, y lo 
cargaron con la cruz, para que la llevara detrás de Jesús. Lo seguían muchos del pueblo y un buen número de mujeres, que se golpeaban el pecho y se lamentaban por él. Pero Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo: "¡Hijas de Jerusalén!, no lloren por mí; lloren más bien por ustedes y por sus hijos. Con él llevaban también a otros dos malhechores, para ser ejecutados. Cuando llegaron al lugar llamado "del Cráneo", lo crucificaron junto con los malhechores, uno a su derecha y el otro a su izquierda. 

Padre nuestro, 10 Ave María, Gloria al Padre.... 

QUINTO MISTERIO: JESÚS MUERE EN LA CRUZ 
Jn 19,25-30  

Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer 
de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: "Mujer, aquí tienes a tu hijo". Luego dijo al discípulo: "Aquí tienes a tu madre". Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa. Después, sabiendo que ya todo estaba cumplido, y para que la Escritura se cumpliera hasta el final, Jesús dijo: Tengo sed. Había allí un recipiente lleno de vinagre; empaparon en él una esponja, la ataron a una rama de hisopo y se la acercaron a la boca. Después de beber el vinagre, dijo Jesús: "Todo se ha cumplido". E inclinando la cabeza, entregó su espíritu. 

Padre nuestro, 10 Ave María, Gloria al Padre.... 

PLEGARIA 

Culminado el último misterio, se reza la 
Salve. Luego se rezan las siguientes oraciones de los fieles.  

A cada invocación todos responden: Escúchanos, Señor. 


  • Padre santo, que iluminaste la pasión de tu Hijo con la luz de la Pascua; haz que donde se levantan nuevas cruces, tu Iglesia esté presente con coraje para ser signo concreto de esperanza, oremos. 
  • Padre bueno, que quisiste que a los pies de la cruz de tu Hijo estuvieran María y el discípulo; haz que, ante el odio y la violencia que surgen en tantas partes del mundo, aumente en cada hombre la búsqueda de la reconciliación y la paz, oremos.  
  • Padre santo, que revelas tu poder sobre todo en tu gran misericordia; haz que reconciliados contigo, lleguemos a ser, como María, dispensadores del perdón y de la paz para nuestros hermanos, oremos. 
  • Padre de misericordia, que quieres que todos los hombres se salven; haz que todos los enfermos y los que sufren las consecuencias de la actual pandemia, experimenten el auxilio de tu amor, por intercesión de María Santísima, oremos. 
Se pueden añadir otras intenciones libres. 

Dios y Padre nuestro,  que quisiste que al pie de la cruz de tu Hijo estuviera también su Madre, compartiendo su pasión, guarda en tu Iglesia los frutos de la redención y haz que crezcan cada día más. Por Jesucristo, nuestro Señor.


VIA CRUCIS 
en tiempo de COVID-19 

RECOMENDACIONES PREVIAS 

Según las posibilidades puede rezarse al aire libre, caminando o sentados. También en el interior de la casa. Es importante que allí donde se vaya a rezar se prepare el lugar para la oración, puede ser con alguna vela o lo que te ayude a rezar. Sería lindo tener para ese momento una cruz (no importa su tamaño o el material del que esté hecha).

Si se reza en familia o con otras personas pueden intercalarse distintos lectores: una estación cada uno o un lector para los pasajes bíblicos y otro para el resto. 

PONERSE EN PRESENCIA DEL SEÑOR

El Evangelio de san Juan dice que Jesús “habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo”. Se trata del amor en su forma más radical. Amor hasta las últimas consecuencias. 

Para los cristianos, mirar la cruz de Jesús no es contemplar el dolor, se trata más bien, de ver al que por amor dio su vida. La cruz es el lugar del amor más grande que puede existir.

Por eso rezamos unidos junto a la cruz de Jesús, para que el Señor nos ayude en medio de esta pandemia que requiere de la colaboración de todos para poder superarla. Que encontremos luz y paz en la Cruz de nuestro Señor Jesucristo. 

En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. 

Para comenzar se puede entonar un canto y proponer en voz alta algunas intenciones por las que se quiera rezar. 
También se pueden agregar cantos o pequeños estribillos entre las estaciones. 

PRIMERA ESTACIÓN 

1º Estación: Jesús es condenado a muerte. 

Te adoramos oh Cristo y te bendecimos. Porque con tu santa cruz redimiste al mundo. 

 “Llegada la mañana todos los jefes, los sacerdotes y los ancianos del pueblo, tuvieron consejo contra Jesús para matarlo, y atado lo llevaron al procurador Pilato”. Palabra de Dios. 

Pedimos en esta estación por todas las personas. Somos frágiles. Estamos expuestos a virus, enfermedades, pecados, peligros… Es la “condena” de nuestra limitación y debilidad humana. 
Que asumamos esa condición de fragilidad que nos identifica: no somos dioses, somos de carne y hueso, con lo que esta realidad conlleva. Padre Nuestro… 

SEGUNDA ESTACIÓN 

2º Estación: Jesús carga con la cruz.

Te adoramos oh Cristo y te bendecimos. Porque con tu santa cruz redimiste al mundo.

“Entonces se lo entregó para que lo crucificasen. Tomaron a Jesús, que llevando la cruz, salió al sitio llamado Calvario, que en hebreo se dice Gólgota”. Palabra de Dios. 

Pedimos en esta estación por todas las autoridades políticas y sanitarias que tienen la responsabilidad de gestionar esta crisis del coronavirus, buscando el bien común de la sociedad. Les toca cargar a sus espaldas la cruz de velar por la salud de las personas. Que Dios les ilumine y les guíe en la toma de decisiones. Dios te salve, María… 

TERCERA ESTACIÓN  

3º Estación: Jesús cae por primera vez. 

Te adoramos oh Cristo y te bendecimos. Porque con tu santa cruz redimiste al mundo.

“Dijo Jesús: El que quiera venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y sígame, pues el que quiera salvar su vida la perderá: pero el que pierda su vida por mí, ese la salvará”. Palabra de Dios. 

Pidamos en esta estación para que no caigamos en la tentación de la frivolidad, de no tomarnos en serio las 
recomendaciones que se nos hacen para evitar posibles contagios, poniendo en riesgo nuestra salud y la salud de los demás. Padre nuestro… 

CUARTA ESTACIÓN 

4º Estación: Jesús encuentra a su madre, María. 

Te adoramos oh Cristo y te bendecimos. Porque con tu santa cruz redimiste al mundo.

“Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos”. Palabra de Dios. 

Pidamos en esta estación la intercesión de 
la Virgen María, y para que confiemos en la tarea de tantos profesionales que velan “como madres” por nuestra salud y nuestro bienestar. Dios te salve, María… 

QUINTA ESTACIÓN 

5º Estación: Jesús es ayudado por el Cireneo a llevar la cruz.

Te adoramos oh Cristo y te bendecimos. Porque con tu santa cruz redimiste al mundo. 

“Cuando le llevaban a crucificar, echaron mano de un tal Simón de Cirene, que venía del campo y le obligaron a ayudarle a llevar la cruz”. Palabra de Dios. 

Pidamos en esta estación por los profesionales sanitarios: médicos, enfermeras, auxiliares… por todo el personal de los hospitales que son los cireneos que ayudan a los enfermos a vencer la enfermedad. Que Dios los proteja, los cuide, los fortalezca y les ayude en esta hora difícil. Padre nuestro… 

SEXTA ESTACIÓN 

6º Estación: La Verónica limpia el rostro de Jesús. 

Te adoramos oh Cristo y te bendecimos. Porque con tu santa cruz redimiste al mundo.

“Porque tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber”. Palabra de Dios. 

Pidamos en esta estación por las personas que, con amor, ayudan, colaboran, se solidarizan, aportan su tiempo y sus dones para aliviar tantas necesidades como acarrea una situación como ésta. Que aprendamos a estar siempre al lado de los que sufren. Dios te salve, María… 

SÉPTIMA ESTACIÓN 

7º Estación: Jesús cae por segunda vez.  

Te adoramos oh Cristo y te bendecimos. Porque con tu santa cruz redimiste al mundo.

“¿Quiénes son mi madre y mis parientes? Y extendiendo su mano sobre sus discípulos dijo Jesús: he aquí a mi madre y a mis parientes quienquiera que haga la voluntad de mi padre”. Palabra de Dios. 

Pidamos en esta estación para que no caigamos en el miedo, en la histeria, en la desesperanza… que no conducen a nada. Que el Señor nos dé serenidad para afrontar esta situación de emergencia que 
nos toca vivir. Padre nuestro… 

OCTAVA ESTACIÓN 

8º Estación: Jesús se encuentra con las mujeres de Jerusalén. 

Te adoramos oh Cristo y te bendecimos. Porque con tu santa cruz redimiste al mundo. 

“Le seguía una gran multitud del pueblo y de mujeres, que se lamentaban y lloraban por Él. Vuelto hacia ellas les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloren por mí, lloren más bien por ustedes mismas y por sus hijos”. Palabra de Dios. 

Pidamos en esta estación por tantos creyentes, hermanos en la fe, con los que en estos días nos unimos por medio de la oración. Que Dios escuche y atienda nuestras oraciones y nos ayude a crecer en la fe, en la esperanza y en el amor. Dios te salve, María… 

NOVENA ESTACIÓN 

9º Estación: Jesús cae por tercera vez. 

Te adoramos oh Cristo y te bendecimos. 
Porque con tu santa cruz redimiste al mundo.

“Les he dicho esto para que tengan paz conmigo. En el mundo tendrán tribulaciones, pero confíen: yo he vencido al mundo”. Palabra de Dios. 

Pidamos en esta estación por quienes sufren los daños colaterales de esta crisis. De un modo especial por los que han perdido el trabajo o están en seguro de paro. Que a nadie falte el pan en sus mesas y que pronto todo pueda volver a la normalidad. Padre nuestro… 

DÉCIMA ESTACIÓN

10º Estación: Jesús es despojado de sus vestiduras. 

Te adoramos oh Cristo y te bendecimos. Porque con tu santa cruz redimiste al mundo.

“Cuando los soldados crucificaron a Jesús, tomaron sus vestidos, haciendo cuatro partes, una para cada soldado y la túnica”. Palabra de Dios. 

Arrancan las vestiduras de Jesús. Hemos sentido, a veces, cómo algo se arrancaba dolorosamente de nosotros por la pérdida de seres queridos. Pidamos en esta estación por todos los que han fallecido con coronavirus, para que Dios les acoja en el cielo donde ya no hay ni enfermedad ni dolor. Dios te salve, María… 

UNDÉCIMA ESTACIÓN 
11º Estación: Jesús es clavado en la cruz. 

Te adoramos oh Cristo y te bendecimos. Porque con tu santa cruz redimiste al mundo. 

“Cuando llegaron al lugar llamado Calvario, lo crucificaron allí con dos malhechores. Jesús decía: Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”. Palabra de Dios. 

Pidamos en esta estación por todos los que guardan cuarentena, bien por tener el virus o por haber convivido con personas infectadas. Que el Señor les dé paciencia, y que para todos sea un tiempo de reflexión sobre la propia vida y sobre la necesidad que tenemos de Dios. Padre nuestro… 

DUODÉCIMA ESTACIÓN 

12º Estación: Jesús muere en la cruz. 

Te adoramos oh Cristo y te bendecimos. Porque con tu santa cruz redimiste al mundo.

“Después de probar el vinagre, Jesús dijo: Todo está cumplido, e inclinando la cabeza entregó el espíritu”. Palabra de Dios. 

Eres un misterio grande, Jesús, nos amas muriendo, habiendo sido abandonado. Abre nuestros ojos, haz que veamos aún en los sufrimientos, en la muerte, en lo que parece definitivo, que no se trata del verdadero final. Cambia nuestra indiferencia y nuestro egoísmo con tu cruz y con tu amor. Hacemos un momento de oración en silencio… 

DECIMOTERCERA ESTACIÓN

13º Estación: Jesús es bajado de la cruz. 

Te adoramos oh Cristo y te bendecimos. Porque con tu santa cruz redimiste al mundo. 

“Al caer la tarde vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, que era discípulo de Jesús. Tomó su cuerpo y lo envolvió en una sábana limpia”. Palabra de Dios. 

Pidamos en esta estación por todos los familiares de quienes han padecido o están padeciendo la enfermedad del coronavirus y otras enfermedades, para que el Señor los acompañe y fortalezca en medio de las situaciones que están viviendo. Dios te salve María… 

DECIMOCUARTA ESTACIÓN 

14º Estación: Jesús es sepultado. 

Te adoramos oh Cristo y te bendecimos. Porque con tu santa cruz redimiste al 
mundo. 

“Había un huerto cerca del sitio donde fue crucificado Jesús, y en él un sepulcro nuevo, en el cual aún nadie había sido enterrado y pusieron allí a Jesús”. Palabra de Dios. 

Señor, has que en nosotros esté siempre viva la esperanza, la fe en tu amor incondicional. Tú que no miras lo superficial, sino que ves lo secreto y profundo, escucha nuestra voz. Padre nuestro… 

ADORACIÓN DE LA CRUZ 

Hemos contemplado a Jesús en la cruz, hemos contemplado su entrega de amor, fiel hasta el final. Los invitamos ahora a mirar detenidamente la cruz. A primera vista puede ser un lugar de dolor y de muerte, pero sabemos que es el lugar de la entrega de Jesús, el lugar donde nos ama hasta el extremo y da su vida por nosotros. Podemos finalizar nuestra oración con un gesto de adoración: besarla, tocarla, arrodillarnos frente a ella, encenderle una vela o ponerle una flor... 


Alma de Cristo, santifícame. 
Cuerpo de Cristo, sálvame. 
Sangre de Cristo, embriágame. 
Agua del costado de Cristo, lávame. 
Pasión de Cristo, confórtame.
 ¡Oh, buen Jesús!, óyeme. 

Dentro de tus llagas, escóndeme. 
No permitas que me aparte de Ti. D
el maligno enemigo, defiéndeme. 
En la hora de mi muerte, llámame. 

Y mándame ir a Ti. 
Para que con tus santos te alabe. 
Por los siglos de los siglos. 
Amén. 

Terminan todos haciéndose la señal de la cruz: 

En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.